
La década de los noventa podría ser tranquilamente la segunda década infame de la Argentina, con la gran diferencia de que en vez de citar varias presidencias se nombraría solo una, la del Doctor Carlos Saúl Menem.
Una década marcada por el enriquecimiento ilícito, la venta fraudulenta de las empresas públicas, la convertibilidad y la flexibilización laboral etc. Década en las que se dieron las relaciones carnales con los Estados Unidos y el FMI. Época en la cual resurge si es que se puede decir, porque en mi opinión personal jamás se fue, el imperialismo Norteamericano y europeo basado en la las deudas contraídas por este país.
Pero entre tantos hechos nefastos hay uno que me llama más la atención y es de ese del que quiero escribir, de cómo durante las dos presidencias de Carlos Menem un supuesto peronista se destruye la política y se ensucia el nombre de Juan Domingo Perón.

Partiendo del principio habría que recordar (solo en las cuestiones positivas porque son las que se utilizan para la campaña del partido) que la presidencia de Perón fue el primer gobierno que elevo los derechos sociales hasta lo más alto de la importancia Estatal, es durante el peronismo de Perón cuando se alcanzan grandes metas sociales como lo son, el voto femenino, el reconocimiento obligatorio de hijos naturales, la jubilación, el aguinaldo (estos últimos dos vale aclarar que la jubilación era un derecho solamente reservado para los funcionarios públicos y trabajadores del Estado y el aguinaldo simplemente algo que no existía), la libertad sindical, políticas de crecimiento en el marco industrial como la ferroviaria y la automotriz, mejoras salariales y de trato para los trabajadores, la presencia del Estado como fuerza de regulación y más que nada la dignidad social.
Mi idea pasa de cómo un presidente que se llamaba peronista fue en contra de todo lo que se entiende por peronismo. Durante sus años Menem destruyo un país a base de ir contra la tendía del partido al que representaba, es cierto que la última presidencia de Perón fue corta y el recuerdo que dejo bastante nefasto, pero la realidad es que todas sus políticas de estado como demostrare a continuación era totalmente opuestas a las del peronismo real.
Dentro de sus reformas están, la venta y privatización de las empresas del estado como lo eran la luz, el ferrocarril, el gas, etc. La convertibilidad que en fines entendibles y simples era una política que solamente beneficiaba a los banqueros y a los grandes empresarios extranjeros. La flexibilidad laboral que destruyo la dignidad laboral. En simples palabras el modelo neoliberal en el que se plante la NO intervención del estado, cosa totalmente contraria a lo que llamaba el peronismo original.
Recuerdo que durante muchos años la palabra peronista era utilizada para ofender, esto realmente es terrible, porque en realidad ofender a partir de una ideología es el primer paso a la persecución y discriminación.
En fin, me fui por las ramas como siempre, es hora de que dejemos de entender el peronismo recordando a Menem ya que él no es peronista y mucho menos su sequito como lo son Duhalde y compañía. Este es un tema tan extenso y que se presta para tanto análisis que más adelante lo abarcare desde otro ángulo por que los 90 en la Argentina nos refleja una situación mundial y un quiebre en la historia que se notara en esta primer parte del 2011.
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