Dicen que nacer es el primer gran trauma del hombre y la
primer solución que encontramos para apaciguar nuestro sufrimiento es la alimentación,
esa alimentación primaria cedida por quien antes llamábamos casa, y de qué
manera nos alimentamos pues es simple todo gracias a la teta.
Sobrevivimos en este mundo en primer instancia gracias a una
teta que nos alimenta y nos tranquiliza, ya sé que es un poco violento pensar
en que esa teta es la de nuestra madre pero bueno la vida no siempre da buenas
noticas, dándonos consuelo y comida. Por eso con el paso del tiempo siempre
seguimos buscando una teta que nos de bienestar. Es mas aunque las tetas vienen
de a pares siempre hay una preferida, a veces la derecha otras la izquierda, que
aunque ya seamos adultos nos hace jugar como niños.
Vivimos a la búsqueda de la teta elegida que nos haga sentir
seguros y contenidos, que nos de esa fuerza superadora para enfrentar nuestros
miedos ayudándonos a superarnos día a día. Caminamos un largo camino buscando esa
teta única, conocemos muchas en el camino que nos dejan su marca y nos llenan
de gratos recuerdos, pero al fin y al cabo son pocos los que consiguen
encontrarla, suertudos ellos.
Pero la teta también es peligrosa, cuidado, porque la teta
mala puede llevarnos a la perdición, una teta que nos hace sufrir pues nos convierte
en adictos y el miedo a perderla nos lleva a cometer locuras para no perderla
pero que no es más que un falso profeta.
En fin la teta es la parte más necesaria para la sustentación
de la humanidad pues sin ellas no habría alegría ni descanso y seguramente también
son la base de la cerveza pero bueno eso es para pensarlo en otra oportunidad.